El primero del año

Las fiestas de fin de año tienen características particulares. Los sanguchitos de miga parecen replicar la bíblica multiplicación de los panes, apareciendo en heladeras, macetas y caderas propias y ajenas. Las reuniones con amigos y familiares nos recuerdan, una vez más, por qué queremos o no soportamos a tal o cual persona. Hay regalos para todos los gustos, aunque no siempre coincidan con el del agasajado. El brindis renueva promesas, propósitos e improperios. Ah, sí, las fiestas tienen ese no sé qué.

Pero ya está, ya pasó, es hora de dar vuelta la página, empezar la dieta de desintoxicación de vitel toné y volver a las rutinas que nos hacen bien, como bloguear.

_ Ese párrafo te quedó muy bebida dietética saborizada.

_ Patético, ¿no?

_ Sep.

¿Qué pueden esperar de Caprichos Esenciales este año? Espero que un poco más de regularidad, muchas reseñas indies, algo de productos locales, looks de todos los colores y un par de sorpresas. Solo un par, no se hagan demasiadas ilusiones, tampoco es cuestión de tirar manteca al techo.

Por ahora las dejo con un beso enorme (ay, qué cursi me pone el comienzo de año) y un chin chin con Coca Cola light, y les pido que me cuenten cómo comenzaron el 2012, si creen en los propósitos de año nuevo y si todavía tienen pan dulce por ahí. Aquí hay, por si quieren pasar a tomar unos mates.

¡Hasta el próximo post!

2 pensamientos en “El primero del año

Comentar es gratis y hace bien. Bah, no sé, fijate.