Literalmente hablando V: Rimmel London en Dark Signature

Volviendo a una vieja costumbre, hoy les traigo lo que pasa cuando una le hace caso a las instrucciones o sugerencias que vienen en el maquillaje. En este caso, el cuarteto de Rimmel que reseñé la semana pasada. Éste.

¿No es adorable ese pelo cayendo justo al lado de mi ojo con destellos sicópatas? Yes, just lovely.

A diferencia de los otros cuartetos de Rimmel ya vistos en este blog (y en otros también, no es que tengo la exclusividad), éste sí trae instrucciones. Poné esto aquí y aquello allá y listo. Soy una chica obediente y así lo hice. Habíamos dicho que la pigmentación era un tanto cuestionable, por lo que mi tarea demoró algo más de tiempo. Vas a aparecer sí o sí, moradito, no te hagás el rebelde.

Ángulo interno y desde el arco de la ceja para afuera, el lila casi blanco.

Sobre el resto del hueso de la ceja, el lila con problemas de autoestima.

El popular moradito estridente va sobre todo el párpado móvil.

Profundidad, ángulo externo y todos los delineados, a cargo del morado oscuro.

Eso sí, la línea de agua fue con el infalible Reverse Lip Liner de CARGO, para que el ojo no quede tan pesado.

Máscara de pestañas, alguna.

El resultado es un smokey discreto según mis estándares, apto para tres millones de situaciones sociales. O antisociales, no seré yo quien les diga cómo comportarse con este look.


Reseña: Rimmel London en Dark Signature

La oscuridad nos había envuelto casi sin que nos diéramos cuenta. Sus ojos eran apenas dos destellos del otro lado de la habitación. Somos humanos, me dijo, por eso nos equivocamos. Una y otra vez.

De La letra violeta

Hace un tiempo reseñé unos cuartetos de Rimmel con poco entusiasmo. Entiéndese mi estupor, entonces, cuando me encontré a la salida de una farmacia con este cuarteto en la mano. No sé cómo pasó. Bah, supongo que entré, lo vi, me gustó, pagué y me fui. Nadie me persiguió desde la farmacia, así que no huí sin pagar.

Siguiendo con el tema monetario, es probable que encuentren este cuarteto a buen precio, ya que Rimmel ha sacado en su nueva línea Glam un cuarteto muy parecido, pero con más brillo y mejor packaging. Más glam (d’oh!). Entonces éste viene a ser la hermana no te digo que fea, sino más bien desabrida (hace 433 años que no usaba esa palabra). Yo lo compré, creo, a cerca de 20 pesitos argentinos.

El cuarteto trae eso que ven, 4 tonos de violeta (sé que no estoy usando bien la palabra tono, pero es lo que hay). Un shimmer lila casi blanco, un lila clarito con baja autoestima, un violeta vivaracho que es el clásico que está en todas las paletas donde haya un violeta (se viene un post de cuatrillizos), y un moradete oscuro que es el que más me gusta, confieso.

La pigmentación es bleh. No es para tirar manteca al techo ni para tirar el cuarteto a la basura. Podría ser mejor, podría ser peor. Las que tienen menos brillo (el moradete y el lila con problemas de autoestima) son ligeramente polvorientas, pero nada grave. Hay que trabajarlas con paciencia, pero el resultado final es aceptable. Es una paleta para conseguir un look de todos los días, nada llamativo.

Las sombras duran bastante sobre un primer, aunque pueden tender a desaparecer si las llevás durante todo el día. Son para salir, volver y retocar.

Resumiendo: si no tenés sombras violetas y querés experimentar, es un buen cuarteto para ello. No vas a conseguir resultados exagerados ni te vas a pasar. Si ya tenés un violeta portentoso, pasá de largo.